| En 1999, la compañía estadounidense Bechtel recibió la concesión para administrar los servicios de agua en Cochabamba, Bolivias, la tercera ciudad más grande. El costo del agua se triplicó y se hizo necesario comprar una licencia para acceder a los recursos hídricos y también se introdujo un sistema de licencias para recolectar agua de lluvia. Después de un año, el 55 por ciento de los ciudadanos locales aún no tenían acceso al agua. En abril de 2000, cientos de miles marcharon en las calles de Cochabamba para protestar contra el gobierno, y lo obligaron a revocar la ley de privatización del agua. El contrato con la compañía multinacional Bechtel fue despedida y la concesión del servicio de agua readvertida. El conflicto, conocido como la Guerra del Agua de Cochabamba, se volvió símbólico de las luchas luchadas para proteger los derechos comunes, lo que demuestra que la participación popular podría tener una gran influencia en la toma de decisiones con respecto a la gestión de los servicios públicos.
Hay una larga historia de protestas campesinas en esta región caracterizadas por una escasez permanente de recursos hídricos. En este contexto, la privatización de la compañía municipal de distribución de agua, vinculada a una transferencia de agua llamada Proyecto Misicuni, enfureció a la población local en 2000. Al mismo tiempo, a nivel nacional, la regulación del suministro de agua y el saneamiento fue influenciada por el mundo Recomendaciones bancarias y el llamado consenso de Washington. La reacción pública condujo a la formación de una plataforma de coordinación departamental para el agua y la vida, que creció hasta que la ocupación simbólica de la ciudad de Cochabamba fue brutalmente reprimida. Luego, en abril de 2000, la Coordinadora presentó las medidas de privatización a un referéndum popular. El resultado fue 90% favorable para la gestión pública. Enfrentando una movilización tan masiva y permanente, el gobierno finalmente decidió renunciar a la privatización, dando la gestión del agua a la Coordinadora (junto con la considerable deuda de la compañía). Desde entonces, la gestión del agua en Cochabamba tiene un carácter público, y se ha convertido en un ejemplo exitoso de movimientos sociales contra el avance de las multinacionales del agua. Sin embargo, quedan serios problemas de suministro en muchas áreas de la ciudad, que se han mitigado mediante la creación de comités de agua que rigen el uso de acuerdo con las tradiciones de la comunidad. Oscar Olivera, un líder importante, publicado en 2004 (en traducción al inglés) Cochabamba - Guerra del Agua. Cochabamba 2000 llegó a ser visto como un punto de inflexión contra el neoliberalismo corporativo. |