La extracción de materiales de arrastre se constituye en el medio de sustento de un gran número de personas que habitan los poblados ribereños del río La Vieja. Por muchos años fueron estos areneros artesanales los que abastecieron las necesidades domésticas de materiales de construcción de la zona; aproximadamente hasta el año 1995 las Corporaciones Autónomas Regionales ejercieron control sobre las explotaciones, mediante otorgamiento de permisos comunes (hasta por diez años) y permisos especiales (hasta por seis meses), puesto que este material era considerado como recurso renovable. En 1995 estos materiales pasaron a ser considerados mineros y vistos como material de cantera. Bajo esta nueva realidad, algunos de los permisos comunes que habían sido otorgados se convirtieron en títulos mineros, mientras otros, en particular los de los areneros manuales tradicionales fueron desconocidos por las autoridad minera, reasignando estos títulos a grandes empresas constructoras. Esta situación fue uno de los factores que dinamizó el conflicto entre las partes.
Sin embargo, hubo otros dos hechos que incrementaron la demanda de materiales de arrastre para la construcción en la zona, contribuyendo a la intensificación del conflicto: el sismo que afectó el eje cafetero en 1999, obligó a la reconstrucción de las zonas afectadas, con lo cual se aumentó vertiginosamente la demanda de estos materiales; y la construcción de las vías doble calzada en la zona tuvo el mismo efecto. Esto hizo atractivo el ingreso en el mercado de grandes empresas que empezaron a explotar de manera mecanizada y a gran escala el cauce del río La Vieja.
Esta situación profundizó la sobre-explotación del cauce del río La Vieja e incrementó los conflictos entre mineros artesanales y los grandes mineros mecanizados, que se han disputado por más de una década el mercado de los materiales de arrastre empleados en la construcción de viviendas y obras civiles. Para enfrentar este conflicto los areneros artesanales se organizaron en la Federación de Areneros y Balastreros del Eje Cafetero, entablando diálogos con las entidades competentes para regular los permisos expedidos en las áreas tradicionales que manejaban. El conflicto llegó a tal nivel que en 2010 es asesinado una de los representantes más importantes de la Asociación de Areneros en el municipio de La Tebaida.
Otros aspectos que han afectado la actividad de los mineros artesanales es la negación en el año 2013 de la modificación de la licencia ambiental de la Asociación para incluir otras formas de explotación, debido a que no habían cumplido con los requerimientos establecidos en la anterior licencia. Este mismo hecho ocasionó la suspensión preventiva de la actividad de la Asociación, mientras los mineros mecanizados la continuaban. Adicional a esto, la zona fue declarada como suelo de uso especial bajo la categoría de Paisaje Cultural Cafetero.
Los cambios que ha sufrido el marco normativo de los materiales de arrastre en las últimas tres décadas, pasando de ser un recurso natural renovable a otro no renovable, estrictamente visto como un recurso minero aplicándole métodos de explotación de cantera, donde poco o nada se tienen en cuenta los procesos de dinámica aluvial que los caracterizan, y que bien estaban entendidos en el Código de Los Recursos Naturales, han afectado considerablemente el ecosistema aluvial y toda la estructura social que de éste depende. Las entidades mineras y la gran mayoría de las ambientales, por desconocimiento o por negligencia, no han tenido en cuenta la dinámica aluvial que debe evaluarse a la hora de explotar los materiales de arrastre.
Keyword: sand mining, legislation, mechanization
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