El municipio de Landázuri se ubica en el sur del departamento de Santander, justo en el extremo suroriental de la región del Magdalena Medio. Este municipio adquiere importancia minera desde junio de 2008 cuando se informa que la región del Magdalena Medio cuenta con 137 mil ha de reservas probadas de carbón, ubicadas sobre la cordillera oriental. En este mismo informe se afirmaba que la multinacional Rio Tinto, destinaría 600 mil millones de pesos (US$ 316 millones) para explorar yacimientos de carbón en este municipio y algunos otros, subregión que se conoce con el nombre del Carare Opón y manifestando gran interés de explotación en el municipio de Landázuri. Esto, por supuesto, ha generado la incertidumbre de los lugareños por los impactos socio-ambientales como la afectación de las prácticas culturales y económicas, la contaminación de aguas y suelo y la deforestación de alta montaña. Los proyectos mineros en la zona coinciden con el incremento de las acciones que atentan contra los Derechos Humanos (DDHH). La población de este municipio, así como también los municipios cercanos han padecido históricamente las inclemencias de la guerra colombiana y, específicamente, desde el año 2004 ha enfrentado bloqueos económicos, alimentarios, sanitarios y de movilización por parte de grupos paramilitares. Entre 2005 y 2007 se registraron 60 combates entre los actores armados en el departamento de Santander. La porción de este departamento que hace parte del Magdalena Medio se caracteriza por tener buenas posibilidades para la explotación maderera, petrolífera, carbonífera y de uranio, razón por la cual experimenta disputas por proyectos de exploración transnacional, pero también por territorios para el cultivo, comercio y tráfico de coca. El carbón de esta zona se caracteriza por su alta calidad metalúrgica y su alto poder térmico y coquizable que lo hace atractivo para ser utilizado como fuente energética. Este es uno de los municipios con mayor recepción de personas desplazadas en el Magdalena Medio: 1.596 entre 2000 y 2007. Además de la creciente violencia, Landázuri enfrenta otros problemas socio-ambientales y maneja cifras medias de indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) en la región.
Dentro de los principales aspectos que denuncian sus comunidades se encuentran la contaminación y la deforestación causada por la reciente extracción de carbón en la zona, así como la dificultad de emplear mecanismos de participación local para su control. Desde hace varios años, las comunidades de Landázuri han trabajado en diferentes procesos de empoderamiento como el Espacio Humanitario del Borroscoso Carare Opón, en respuesta a las presiones de las multinacionales y de los diferentes actores armados en el municipio, que es un territorio que se caracteriza por un fuerte control de los grupos armados y en donde es necesario prevenir múltiples violaciones a los Derechos Humanos (DH) y al Derecho Internacional Humanitario (DIH). El Espacio Humanitario Borroscoso Carare-Opón cuenta aproximadamente con treinta mil ha, que en su mayoría pertenecen al municipio de Landázuri, con una población cercana a 5000 personas que representan unas 1100 familias que se benefician en cierta medida de estos espacios. Por otro lado se creo la Mesa de Desarrollo Integral del Borroscoso-Opón. Los campesinos de la región, también han exigido el restablecimiento de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, a la cual se han opuesto incomprensiblemente el ejército, la policía y el gobierno.
Es claro para los pobladores de la región que la puesta en marcha de las ambiciosas pretensiones de explotación por parte de las multinacionales, en nada los beneficia y así lo han manifestado. El propósito de los campesinos se centra en la organización para crear condiciones que les permitan defender sus derechos e impedir los atropellos de quienes quieren explotar el carbón, destruir los suelos y como consecuencia la estigmatización que vendrá con otros actores que criminalizan al movimiento campesino organizado para sembrar el terror y provocar desplazamiento.
La zona también, es muy rica en vegetación, y lo más importante es que posee una gran reserva forestal, como es el Cerro de Armas, que está sólo al cuidado del campesino y desprotegido por el Estado. Esta reserva surte de aguas a todo el municipio y a muchos otros que se benefician en las partes bajas. La comunidad ve la necesidad de estar capacitados y organizados, de estar informados y, por lo tanto, han decidido crear lazos de unidad apoyándose mutuamente con el movimiento social y popular a nivel regional y nacional para enfrentar las políticas que favorecen ampliamente la inversión de capital extranjero. Los habitantes han logrado organizarse y ser ejemplo de resistencia. En 1987, la comunidad del corregimiento La India (municipio de Landázuri) se organiza en la Asociación de Trabajadores Campesinos del Cararé (ATCC), ante la imperiosa necesidad de defensa frente al impacto directo del escalamiento del conflicto armado sobre la población campesina de la subregión. Como solución a la problemática que se vivía en la región, un grupo de campesinos dirigido por Josué Vargas (posteriormente asesinado) decidió resistir pacíficamente a la violencia del conflicto armado para lograr acuerdos humanitarios que permitieran la protección a la vida, el trabajo y la paz en la región del Carare, como de hecho se logró durante un largo periodo de 12 años. Entre otras asociaciones se encuentran el PDPMM (Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio) o el OPI (Observatorio de Paz Integral del Magdalena Medio). A pesar de los constantes señalamientos realizados a los dirigentes de estas asociaciones logran denunciar las diferentes irregularidades que ocurren es dichos territorios. Cada una de las anteriores organizaciones es una evidencia de que los campesinos están dispuestos a organizarse para defender sus territorios, su cultura, sus hábitos y sobre todo mantener esto para futuras generaciones en el municipio.
Actualmente la compañía Invercoal, se encarga de la explotación de las minas de carbón en el municipio, generando grandes expectativas en los habitantes, pero también la inseguridad por todo lo que históricamente se ha presentado en este municipio.
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