Según Edison Arley (El Espectador, 28 febrero 2013), "Almaguer ya no es lo que fue en la época de la Colonia: la capital del Gran Cauca. Está incrustado en el corazón del Macizo Colombiano, y es uno de los municipios más pobres del Cauca y de Colombia. A pesar de ello, está sentado en el oro que quedó escondido en las montañas de las veredas Jordan, Buenavista, Riñonada y El Tambo, las mismas que hoy están concesionadas a la multinacional Anglo Gold Ashanti y por las que el Macizo Colombiano se movilizó ... en el tercer foro minero en defensa de la vida, el territorio y el medio ambiente. Quizá, que esta región haya sido declarada por la UNESCO como reserva de la biósfera, sirva como pretexto para acuñar lo que dijo un concejal de Almaguer y definir lo que es el Macizo Colombiano: “Somos unidad perfecta de tierra y hombre”. Y lo expresó delante de miles de campesinos que el viernes 15 de febrero (2013) se aglutinaron en la concha acústica de Almaguer para decirle al gobierno colombiano: “No a la minería. Sí a la vida digna y al medio ambiente”.[2] En el Macizo Colombiano se presenta una grave situación ambiental que modifica las tradicionales formas de vida de sus habitantes; esta se da por la exploración y explotación de diferentes minerales en el corazón de la estrella fluvial colombiana, donde nacen los grandes ríos del país: el Magdalena y el Cauca cuyas aguas se dirigen al norte; el Caquetá que viaja hacia el oriente y el río Patía que lleva sus aguas al occidente, recorriendo y llenando de vida un gran numero de poblaciones. Este importante ecosistema fue reconocido por la UNESCO en el año de 1990 como Reserva de la Biosfera, debido a que en el se alberga 15 páramos, varios volcanes entre ellos los nevados del Huila, Puracé y Sotará y 65 lagunas, siendo la laguna del Buey la más grande de ellas, con 64 hectáreas de extensión. El área total del Macizo es de alrededor de 3,2 millones de ha, de las cuales 1,3 millones son bosques; 1,5 millones agroecosistemas y casi 200 mil son áreas de páramo.
Los usos de suelo en el Macizo Colombiano han ido cambiando, debido en parte a la extensión de la frontera agrícola, la ganadería y el más nocivo, la gran minería. En este territorio conviven indígenas, afrodescendientes y campesinos, que basan su economía en la llamada economía campesina, que se caracterizan por dos hechos: usan sólo mano de obra familiar y son autosostenibles. Los campesinos cultivan caña panelera, café, yuca y plátano, que se complementan con los cultivos de pancoger. Es lo que ellos mismos llaman la economía del sancocho, que no sólo respeta la biodiversidad, sino que por su escala menor es menos impactante ambientalmente. Otra actividad que también es desarrollada pero en menor proporción es la minería tradicional a través de la forma de barequeo, cuya intensidad e impactos al entorno son bajos.
Desde 2003, las comunidades campesinas de La Sierra y La Vega han observado con reserva los trabajos de la compañía Carboandes S.A., que explora, explota y comercializa no sólo el carbón, sino otros minerales como el cobre; sumado a ello reposan 64 títulos mineros otorgados por el Ministerio de Minas y Energía en el Macizo, a los que hay que sumar los conseguidos de manera fraudulenta. Según un artículo publicado en julio de 2011, la forma en que llegan a explorar y explotar en la zona del Macizo es a través de la presencia continua de quienes se identifican como 'pequeños mineros con derecho al trabajo'. Son cuadrillas de obreros o de técnicos llevados a la zona en camionetas de 8 cilindros y se alojan en casas de los poblados con discreción y sigilo. Entraron a la zona de Cerro Negro, Altamira, La Playa y Arbela pidiendo permiso a los propietarios de fincas para sacar algunas muestras de suelo. Los campesinos accedieron, pero se alarmaron cuando vieron que la roca es explotada con dinamita y los trozos de material transportados en costales y llevados seguramente hacia Popayán.
Los 'pequeños mineros' han tratado de ganarse la voluntad de las comunidades aportando dinero para fiestas comunales, regalando uniformes deportivos con logos de Anglogold Ashanti y Carboandes, pagando orquestas y prometiendo empleo y proyectos de vivienda y reforestación. Una política conocida y siempre incumplida. Es sospechoso que todas estas acciones vayan acompañadas de recolección de firmas con cédula, que aparentemente son para justificar los desembolsos, porque los dirigentes campesinos creen que se trata de documentos que serán elaborados a posteriori y se usarán como consultas previas.
Las comunidades campesinas e indígenas han estado en alerta por la situación; por lo que se han reunido con los representantes de los 'pequeños mineros' indagando sobre las intensiones de estos, el resultado es el enfrentamiento entre las comunidades y los 'pequeños mineros' quienes al parecer han abierto el camino para la llegada de la multinacional Anglogold Ashanti a la zona.
El rechazo a la mega minería (empresarial o industrial) legal o ilegal no es solo de los campesinos, indígenas y afrodescendientes que habitan la zona, a esta voz se han unido académicos como Noam Chomsky, profesor emérito del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) quien expresó en una carta dirigida al presidente Juan Manuel Santos su preocupación por el impacto de la mega minería en el Macizo Colombiano.
Las comunidades han fortalecido la organización, llevando a cabo actividades de resistencia, marchas por la vida y por el Agua, visitas a las importantes cuencas hidrográficas de la región, entre otras actividades que permiten no solo conocer la biodiversidad con la que cuenta la zona, sino también visualizar la grave problemática en el Macizo colombiano. =========================================== La muerte de Adelinda Gomez.- El 30 de septiembre de 2013 dos hombres desconocidos asesinaron a Adelinda Goméz Gaviria en Almaguer, Cauca. Adelinda era integrante del Comité de Integración del Macizo Colombiano y había impulsado una audiencia pública en Almaguer en febrero [2] para denunciar los impactos sociales y ambientales de la minería.
Como sucedió en otras regiones (como en el Urabá con la palma, y en los Montes de María con la teca) después de los paramilitares llegaron al Macizo empresas nacionales y extranjeras en busca de recursos naturales; en el caso del Macizo, de oro y otros metales preciosos.
Varios municipios de la zona, entre estos Almaguer, recibieron durante los últimos siete años solicitudes de títulos mineros que llegaron a sobrepasar el tamaño del mismo municipio ... Anglo Gold Ashanti y Continental Gold llegaron al Macizo de la mano de retros y dragas de individuales y pequeñas empresas mineras nacionales, sobre todo de Antioquia... Según la Agencia Nacional de Minería, la empresa Negocios Mineros S.A. tiene desde 2009 dos contratos de concesión para la exploración de un área de 1089 hectáreas en los municipios de Almaguer, Sucre y La Vega.
Según el informe Oro Sostenible 2010 de Anglo Gold Ashanti, la empresa realizaba labores de exploración en el Cerro Gordo del municipio de La Sierra en el Macizo Colombiano, además de procesos de exploración en Santander de Quilichao y la Salvajina... A principios de noviembre de 2013, las comunidades organizadas del Macizo hicieron la Caravana por la Defensa de la Vida, el Territorio y la Dignidad Maciceña en conmemoración a Adelinda Goméz Gaviria... Según la Red por la Vida y los Derechos Humanos, un mes antes de su asesinato recibió una llamada en la que le dijeron: “deje de joder con esa cosa de la minería, eso es riesgoso y se va a hacer matar”... Al día siguiente del crimen, en la cabecera municipal de Almaguer se realizó una audiencia pública con autoridades públicas de la región y más de dos mil asistentes. Las comunidades de Santa Rosa, Almaguer, La Sierra y Bolívar que asistieron a la Caravana reiteraron su rechazo total a la minería por parte de empresas nacionales y multinacionales en el Macizo Colombiano. Un campesino de Almaguer dijo ante la multitud: “antes nuestro municipio era de los más pobres del país y ahora somos de los más ricos, porque tenemos oro. Que se nos lleven todo que quieran, pero que no nos quiten la vida, la vida de nuestras mujeres”.
En el municipio vecino de La Vega, por los mismos días se celebró la IV Convención Popular del Agua – Cuenca del Río Patía, convocada por el Proceso Campesino y Popular de La Vega, como un ejercicio comunitario para defender las fuentes de agua frente a la amenaza minera. La cuenca del río Patía, que desemboca en el Pacífico y es fuente de vida de las comunidades campesinas, afros e indígenas que viven en sus riveras, está amenazada por alrededor de 130 retroexcavadoras, además de las concesiones concedidas a las empresas mineras antes mencionadas.
“Cuando hablan de desarrollo significa que nos quieren expropiar de algo” dice uno de los campesinos de La Vega. Participantes de las distintas comunidades sostienen que la minería, a pesar de sus promesas de desarrollo y trabajo, ha traído prostitución, deserción escolar entre los jóvenes, y conflictos al interior de las comunidades entre los que se oponen y los que piensan poderse beneficiar de la explotación de oro. “Estamos haciendo cosas ajenas a las que hacíamos antes”, dice una campesina. La minería ha afectado las aguas y suelos por la tala de bosques y el uso indiscriminado de metales pesados cómo el mercurio y cianuro. A este contexto se suma el incremento de la Fuerza Pública y la militarización del territorio. (Moritz Tenthoff) [1]
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